LA DESILUSIÓN.
(PAUL BRUNTON)
Podemos conseguir que un placer dure meses y hasta años, pero no lograremos que dure para siempre. La felicidad es un logro difícil, porque consiste en la paz interior y esta debe ser conquistada y, además, la calma sobreviene después de la tormenta. Lo efímero puede engañar al hombre por un tiempo pero no puede colar su innato anhelo por la auténtica felicidad. Y si bien el hombre está demasiado ocupado adorando a dioses sin valor, en lugar de acercarse al Dios verdadero, que sonríe sentado en medio del febril alboroto, sin ser advertido, llegará el día en que dicho hombre se apartará de lo falso para inclinarse hacia lo auténtico, aunque esto no sucederá sin que antes deba pagar con la moneda de la desilusión de los placeres de la existencia social. Los hombres de vida disipada, que han gozado de casi todos los placeres que el mundo puede brindar, descubriendo, que, al final, esos placeres dejan un gusto amargo en la boca, pueden también comprender esta verdad que el sabio descubre por medio de la introspección.
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