EL PASTOR.
(PAUL BRUNTON)
Opino que el pastor que vive en las laderas de las colinas, respirando aire puro y mirando el cielo azul de día, y las brillantes estrellas por la noche, o escuchando el murmullo de los arroyos y el silbido del viento, lleva una vida principesca comparada con la de muchos hombres de negocios que he conocido, los cuales, si bien son poderosos y ricos, según los cánones de la sociedad en la que viven, nada saben ni ven fuera de sus negocios. Hace mucho tiempo que han perdido la habilidad de disfrutar de las cosas simples e inocentes de la vida, que se han convertido en inconscientes víctimas de la opresión, y que son incapaces de oír la serena voz del Yo superior, desde el profundo silencio de sus corazones.
¿Por qué solemos anteponer la idea de: dinero es igual a felicidad?
ResponderEliminarComo este relato nos cuenta, el dinero nos corrompe desde el interior, pudriéndonos lentamente hasta que finalmente no sabemos disfrutar de las cosas más bellas que hay en este mundo. La naturaleza, el ocio, la diversión, el amor...
¡Ah, el amor! Benditos sean aquellos hombres que son capaces de dar de lado a su trabajo para poder pasar un día con su mujer e hijos, en caso de que los tuviera. De mostrar a su familia que sigue siendo la persona humilde y bondadosa que era incluso antes de empezar a trabajar, y que no habían cedido a la "conversión" en un ser incapaz de ver más allá del dinero y el trabajo.
Me alegro de que haya hombres cuyas mentes aun funcionen y no estén ya controladas por el demonio de la Codicia, que de controlarlos acabarían con ellos como el fuego con el papel
Ismael Ortega Jaraba, 1º Bachillerato