LA CASA EN LLAMAS.
(BUDA)
No hace mucho vi una casa que ardía. Su techo era ya pasto de las llamas. Al acercarme, advertí que aún había gente en su interior. Fui a la puerta y les grité que el techo estaba ardiendo, incitándolos a que salieran rápidamente, pero aquella gente parecía no tener prisa.
Uno me preguntó, mientras el fuego le chamuscaba las cejas, qué tiempo hacía fuera, si llovía, si no hacía viento, si existía otra cosa y otras cosas parecidas… Sin responder, volví a salir. Esta gente –pensé- tiene que arder antes que acaben con sus preguntas.
Verdaderamente, amigos, a quien el suelo no le queme los pies hasta el punto de desear gustosamente cambiarse de sitio, nada tengo que decirle.
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