EL SOLDADO.
- Mi capitán, solicito permiso para ir al frente. Mi amigo Tom salió esta mañana y aún no ha regresado.
- Permiso denegado, soldado. Su amigo probablemente estará muerto.
Regrese a su puesto.
Pero el soldado desobedeció la orden y salió hacia el frente.
Al anochecer, volvió al campamento, mortalmente herido, cargando a su amigo
muerto sobre sus hombros. Al ver aquello, el capitán se enfureció:
- ¡Le dije que no fuera! ¡Ah. Ahora perderé a dos soldados en vez de uno! Dígame, ¿valió la pena que arriesgara su vida para traer un cadáver?
- Sí, mi capitán –respondió el soldado antes de morir. Cuando lo encontré me dijo: “Johny, estaba seguro de que vendrías”.
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