EL DIAMANTE.
Un hombre y su esposa renunciaron al mundo, y emprendieron juntos una peregrinación a varios lugares sagrados. Un día, mientras iban por un sendero, el esposo, que se había adelantado algo a su compañera, vio un trozo de diamante en el suelo. Inmediatamente trató de ocultarlo tapándolo con tierra, porque pensó que si su esposa llegaba a verlo, quizá podría despertarse en ella la codicia y perdería de ese modo el mérito del renunciamiento. La esposa, al ver al marido removiendo la tierra, le preguntó qué estaba haciendo. Él le dio una respuesta evasiva. Ella, sin embargo, descubrió el diamante y leyendo el pensamiento de su esposo, le dijo: “¿por qué has abandonado el mundo, si todavía haces distinción entre el diamante y el polvo?”.
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