LA CEGUERA.
Un hombre, después de atravesar un largo desierto sin probar alimento alguno, encontró al fin un árbol a cuya sombra se tumbó. Las ramas de aquel árbol estaban repletas de fruta, pero aquel hombre no se dio cuenta, pues ocupaba su tiempo en lamentarse por su mala suerte, al ver que iba a morirse de hambre. Y eso fue lo que ocurrió: entre lamentaciones y quejas, le llegó la muerte sin ver el remedio.
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ResponderEliminarTal vez, si este hombre no se hubiera reprochado tantas veces su mala suerte y de convencerse a sí mismo de que iba a morir, viviría. Pero esto es lo que sucede la mayoría de las veces cuando tenemos un problema, nos encerramos en nosotros mismos sin ver las salidas que tenemos ante nuestros propios ojos.
ResponderEliminarQuizás, lo que esta historia nos quiere enseñar es, que no debemos rendirnos sin luchar y echarlo todo a perder tan solo porque la vida nos ha dado la espalda. Si queremos ser felices, debemos luchar por nuestra felicidad e intentar remediar todos los problemas que se nos plantean, pues ahí es donde reside la vooluntad del ser humando para mantenerse vivo.
Ismael Ortega Jaraba, 1º Bachillerato
Me pareces de una madurez tremenda Ismael. Ojalá tus compañeros fueran capaces de tomarse en serio sus estudios y su vida como tú lo estás haciendo. Un abrazo.
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