LAS HUELLAS.
(ANÓNIMO)
Una noche un hombre tuvo un sueño. Soñó que iba paseando por una gran playa. A medida que caminaba, se iba proyectando en su mente la película de su vida. Se dio cuenta de que en cada escena de la película de su vida existían dos pares de huellas en la arena: las suyas y las de su Dios.
Cuando la última escena de su vida apareció ante él, volvió a mirar retrospectivamente las huellas sobre la arena de la playa. Entonces notó que muchas veces a lo largo de su vida había tan sólo un par de huellas… Comprobó que esto ocurría en los momentos más difíciles de su existencia.
Llegó a preocuparse en gran manera por este hecho, y preguntó a su Dios:
-“Señor, tú me dijiste una vez que si decidía seguirte, caminarías siempre conmigo… Sin embargo, he notado que durante los momentos de mi vida en que tenía más dificultades y problemas tan sólo existía un par de huellas. No comprendo por qué cuando más te necesitaba más me abandonabas.
Dios le respondió:
-“Hijo, te quiero y nunca te he abandonado. En los momentos de angustia y sufrimiento, cuando tú has contemplado tan sólo un par de huellas, eran los momentos en que yo te transportaba en mis brazos”.
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