LA LIEBRE.
(IDRIES SHAH)
Había una vez una liebre que se tenía orgullosa de poseer orejas tan finas y tan largas. Sin embargo, se dio cuenta de que las puntas se le congelaban los días más fríos.
Entonces, decidió mantener los ojos bien abiertos todo el tiempo, de modo que pudiera ver la llegada del frío a tiempo para evitarlo.
No hay comentarios:
Publicar un comentario