LA CAMA DEL SABIO.
(CUENTO ÁRABE)
Un sabio era conocido por todos por su inalterable paciencia, tanto que corría la voz de que no se había airado jamás en su vida por nada.
Dudando del hecho, algunos amigos se pusieron de acuerdo con su sirvienta para que hiciera de todo para hacerlo montar en cólera.
A una sirvienta no le faltan ocasiones de este tipo; pero un arroz quemado o un vaso roto, ciertamente, no podían mover a un tipo como su señor que desde siempre había dado muestras de un inalterable control de sí mismo.
Entonces decidió no hacerle la cama por la mañana; la dejaba así como estaba, limitándose sólo a arreglarla un poco. Y el sabio, por la noche, se acostaba pacíficamente en su cama deshecha.
Así hizo por algún día y el sabio no se alteró ni lo más mínimo. Después la sirvienta compadecida volvió a hacer la cama. Pero el sabio le dijo:
“¿Por qué has vuelto a hacerme la cama? ¡Yo ya me he acostumbrado a la cama deshecha, y duermo mejor que antes!”.
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