LA GRATITUD.
Un hombre daba siempre gracias a Dios por los beneficios recibidos, no obstante las adversidades que le habían sobrevenido durante su vida, pues perdió casa, familia y bienes de fortuna. Sus amigos se maravillaban de que, a pesar de todo, tuviese motivos de gratitud, a lo que respondía, tan jovial y optimista como siempre: “Bah, aunque todo lo haya perdido, he de agradecer a Dios que me haya dejado un diente arriba y otro abajo”.
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