JUAN E. HARTZENBUSCH.
A cierta romería,
sobre una dócil mula caballero,
iba en Andalucía
un pícaro santero,
que de cada espolazo
al animal sacábale un pedazo,
y, mientras, cariñoso le decía:
- Corra, que su pereza me atribula;
corra por caridad, hemana mula.
Faz de paloma, corazón de arpía,
palabras de ángel y obras de demonio:
tal es, sin levantarle testimonio,
la pérfida, la vil hipocresía.
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