ESOPO.
Dormía tranquilamente un león, cuando un ratoncillo se puso a correr sobre su cuerpo.
Se despertó el león, y se movió en todas direcciones buscando a ver quien era el intruso que le molestaba.
Lo observaba una zorra, y le criticó por creer que tenía miedo de un simple ratoncillo, siendo él todo un señor león.
-- No es miedo del ratoncillo -- dijo el león--, sino que me sorprendió que hubiera un animal que tuviera el valor de pisotear el cuerpo de un león dormido.
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