ANTHONY DE MELLO.
Un vecino encontró a Nasruddín cuando éste andaba buscando algo de rodillas.
-¿Qué andas buscando?, dijo Mullah
- Mi llave, la he perdido.
Y, arrodillándose los dos, se pusieron a buscar la llave perdida. Al cabo de un rato, dijo el vecino:
-¿Dónde la perdiste?
-En casa.
¡Santo Dios! Y entonces, ¿por qué la buscas aquí?
-Porque aquí hay más luz.
¿De qué vale buscar a Dios en los lugares santos si donde lo has perdido ha sido en tu corazón?
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