martes, 23 de febrero de 2010

CUENTOS PARA LOS QUE NO TIENEN TIEMPO.

El sufi Bayazid dice acerca de sí mismo:

«De joven yo era un revolucionario y mi oración consistía en decir a Dios: 'Señor, dame fuerzas para cambiar el mundo'».

«A medida que fui haciéndome adulto y caí en la cuenta de que me había pasado media vida sin haber logrado cambiar a una sola alma, transformé mi oración y comencé a decir: 'Señor, dame la gracia de transformar a cuantos entran en contacto conmigo. Aunque sólo sea a mi familia y a mis amigos. Con eso me doy por satisfecho'».

«Ahora, que soy un viejo y tengo los días contados, he empezado a comprender lo estúpido que he sido. Mi única oración es la siguiente: 'Señor, dame la gracia de cambiarme a mí mismo'. Si yo hubiera orado de este modo desde el principio, no habría malgastado mi vida».

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