ESOPO.
Una comadreja, inactiva por su edad y sus enfermedades, no era capaz de agarrar a ratones como antes lo hacía.
Por lo que se hizo rodar en harina simulando ser alimento y fue a posar en una esquina oscura. Un ratón, suponiendo que era comida, saltó sobre ella, y fue agarrado al instante y devorado.
Otro cayó de una manera similar, y luego un tercero, y todavía otros después de ellos.
Un ratón mayor muy experimentado, que había evitado muchas trampas y ratoneras, observó desde una distancia segura la trampa de su enemiga mañosa y dijo,
--¡Ah! ¡Tú incapaz que yaces allí, aunque estés llena de harina, siempre te reconoceré!
Y desde entonces ella no pudo volver a cazar más ratones.
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