sábado, 1 de agosto de 2009

EL AMOR DE LA FAMILIA.

Un discípulo deseaba ardientemente renunciar al mundo, pero afirmaba que su familia le amaba demasiado como para permitirle que se fuera.
“¿Amarte?”, le dijo su maestro. “Eso no es amor en absoluto, y te lo voy a demostrar.”
Entonces, llevando aparte al discípulo le reveló un secreto del yoga que le permitiría simular que estaba muerto.
Al día siguiente, según todas las apariencias externas, aquel discípulo apareció como muerto, y la casa se llenó de llantos y lamentaciones de parte de sus familiares.
Entonces se presentó el maestro y dijo a la desconsolada familia que él tenía poder para resucitarlo si había alguien que quisiera morir en su lugar. Y se preguntó si había algún voluntario.
Para sorpresa del “cadáver”, todos los miembros de la familia comenzaron a aducir razones por las que debían seguir viviendo. Su propia mujer resumió los sentimientos de todos con estas palabras:
“En realidad, no hay necesidad de que nadie ocupe su lugar. Ya nos las arreglaremos sin él”.

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