(POPULAR CHINO)
Caía la tarde en los jardines del palacio del Duque. Éste paseaba por entre las arboledas y los setos llenos de flores, acompañado por un músico ciego, que también hacía las veces de consejero, dada su sabiduría. Mirando el sol que declinaba, el Duque se dirigió a su acompañante.
-Ya tengo setenta años – dijo el Duque a su músico ciego-, y aunque quisiera estudiar y leer algunos libros, creo que ya es demasiado tarde.
-¿Por qué no enciendes la vela? Sugirió el músico.
-¿Cómo se atreve un súbdito a bromear con su señor? – exclamó el Duque enojado.
-Yo, un músico ciego, nunca me atrevería a pronunciar inconveniencias en presencia de mi señor. Pero he oído decir que si un hombre es aficionado al estudio en su juventud, su futuro será brillante como el sol matinal; si se aficiona al estudio en su edad media, será como el sol de mediodía; mientras que si se comienza a estudiar de viejo, será como la llama de una vela. Aunque la vela no es muy brillante, al menos es mejor que andar a tientas en la oscuridad.
El Duque estuvo de acuerdo.
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