BUSCANDO LA VERDAD.
Un joven sentía una obsesiva pasión por la Verdad, de modo que, abandonando a su familia y amigos, se marchó en su busca. Viajó por infinidad de países, navegó por muchos mares, subió innumerables montañas… En suma, pasó todo tipo de dificultades y sufrimientos.
Creyó encontrarla en multitud de ocasiones, pero siempre era un espejismo. Como si la verdad le fuera esquiva y huyera de él. Como era paciente y había aprendido a buscar en la vida, no se desanimó nunca y siguió buscando año tras año.
Un día, al despertar, se encontró con que tenía setenta y cinco años y aún no había descubierto la Verdad que tanto había buscado. Entonces, lleno de tristeza, decidió renunciar a dicha búsqueda y regresar a su casa. Caminaba como cansado y derrotado, con una fatiga muy grande en el alma. Incluso se preguntaba si su vida había tenido sentido.
El viaje de vuelta le llevó varios meses, porque ya era bastante viejo. Al llegar a su casa, abrió la puerta… y descubrió que la Verdad había estado esperándole allí pacientemente durante todos aquellos años.
En aquel momento comprendió lo ignorante que había sido: había ido a buscar lejos lo que siempre tuvo tan cerca.
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