ESOPO. (adaptación)
La avaricia rompe el saco. No necesito otro ejemplo que el de aquel hombre, que según cuenta la fábula, tenía una gallina que todos los días le ponía un huevo de oro.
El buen hombre pensó que la gallina tenía el tesoro dentro de su cuerpo y decidió matarla. ¡Cuál no sería su sorpresa cuando al abrirla vio que por dentro era igual que las gallinas que ponían huevos normales! Él mismo había matado a quien le proporcionaba riqueza.
¡Hermosa lección para los avaros!
¿A cuántas personas hemos visto, en estos últimos tiempos, que, de la noche a la mañana, se han visto pobres por querer tener demasiadas cosas?
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