F.M DE SAMANIEGO. (Adaptación)
Un pobre enfermo se estaba muriendo. Viéndole así, su familia avisó al médico. Este tardó horas en llegar, presentándose al final de la tarde.
Reconoció al enfermo, lo auscultó y le dijo: - Usted está bastante mal, según veo, y se morirá, pero gracias a mi ciencia y a mi experiencia, puedo decirle que si usted se hubiese tomado tal medicamento, no estaría ahora en este estado.
El pobre enfermo, afligido y desesperanzado, se volvió de espaldas al médico y le contestó: - Me parece muy bien su apreciación, pero su consejo me ha llegado demasiado tarde. ¿De qué me sirve ya su buen medicamento? Y, al día siguiente falleció.
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