ESOPO.
Un pastor, que conducía sus carneros a un robledo, vio un enorme roble cargado de bellotas; extendió su capa debajo, luego subió al árbol y sacudió sus frutos. Los carneros, al comerse las bellotas, se comieron también por descuido la capa. Una vez abajo, el pastor, después de ver la catástrofe exclamó:
- Vil canalla, dais a los demás la lana para que se vistan, y a mí que os alimento, me habéis quitado incluso mi capa.
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