EL OBISPO EPIFANIO Y EL ABAD HILARIÓN.
(J. LÓPEZ MELUS)
En la “Vida de los Padres” se que cuenta que Epifanio, obispo de Chipre, invitó una vez a Hilarión.
“Ven a mi casa para que podamos conocernos antes de morir”. Cuando estaban juntos, sentados a la mesa, les presentaron carnes de diversas aves y el obispo las puso ante Hilarión. El anciano abad se excusó:
-Perdóname, padre. Desde que tomé el hábito monástico no he probado jamás la carne.
El obispo le replicó:
-Yo, por el contrario, desde que llevo las insignias episcopales no he permitido nunca que alguien se acueste teniéndome rencor, y no he sido capaz de dormir antes de reconciliarme con quien me había contrariado.
Entonces dijo el abad:
-Perdóname, padre. Tu progreso en el camino de la vida está mucho más allá del que yo he logrado. Acabo de comprender que para un cristiano es más importante practicar el perdón y la solidaridad que hacer penitencias.
No hay comentarios:
Publicar un comentario