martes, 8 de diciembre de 2009

EL PICAPEDRERO.

(POPULAR CHINO)

Durante la época en que se construía la Gran Muralla, vivió un pobre diablo que trabajaba como picapedrero. Chen Ting-Hua, éste era su nombre, pasaba los días renegando de su existencia, con enormes pesares y amarguras. No había noche que antes de dormirse no pidiese a los dioses el poder cambiar su suerte.

Cierta noche, cuando apenas se había quedado dormido, una gran luz inundó la estancia y una imagen gigantesca se le apareció.

- ¿Eres tú Chen Ting-Hua? –preguntó la aparición.
- Yo soy, humilde siervo y picapedrero – respondió Chen.
- He oído tus pensamientos – dijo la imagen-, ¿de qué te quejas?
- Señor… ¡de mi adversa suerte! – contestó -. No soy feliz, con mi pobre sueldo apenas puedo tener una choza donde malvivir y apenas puedo permitirme el lujo de tomar una taza de té. Mientras que otros…
- ¿Y qué deseas ser… dime? – dijo la aparición.
- Un gran Mandarín – contestó Chen -, ellos viven bien y tienen cuanto desean… Pero, perdonad mi osadía gran señor… ¿quién sois vos y cómo podéis ayudarme?
- Soy el dios de la ambición – respondió -, y he venido hasta aquí para resolver tus problemas. Quedarás pues convertido en un gran Mandarín. Al instante, Chen se vio rodeado y atendido por gráciles y bellas doncellas y fornidos eunucos. Vestía hermosos ropajes de seda y poseía un gran palacio.

Al día siguiente, Chen salió a dar un paseo por los jardines de su fastuoso palacio. La mañana era maravillosa y el sol lucía en todo su esplendor. Al ver el sol, Chen pensó: ¡Cómo molesta el Sol!, ¡me abrasa y nada puedo hacer!, ¡quién fuese como él! De pronto se oyó una voz que dijo:
- Ya que ese es tu deseo… ¡conviértete en Sol!

Y así, Chen se convirtió en el Astro Rey del día. Vagaba por el cielo dominándolo todo con su luz, radiante, esplendoroso… Pero una tarde, una densa y plomiza nube se interpuso en su camino, impidiendo que los rayos del sol pasasen a través de ella. Esto irritó enormemente al antiguo picapedrero que pensó: ¿Cómo una indigna nubecilla osa ponerse en mi camino? ¡Quién fuera nube! Y en menos tiempo del que tarda en decirlo, Chen se transformó en una enorme y negra nube, la cual con tremendo trueno se descargó en forma de lluvia torrencial cayendo con enorme violencia sobre la tierra y estrellándose contra las rocas. Chen se asustó tanto al chocar que deseó ser como las rocas. Y al instante se convirtió en una de ellas.

Aquello era otra cosa – pensó – ahora se sentía duro y fuerte, podía resistir, la lluvia, el viento, la fuerza de los elementos… Más de pronto, sintió unos terribles golpes y vio a un hombre que con un pico estaba picando piedras. Un grito surgió de su garganta:

-¡¡Quiero ser picapedrero!! – y al abrir los ojos vio que todo había sido un sueño.

Desde aquel día Chen Ting-Hua no volvió jamás a quejarse de su suerte, ni a desear ser como los otros.

1 comentario:

  1. Hola! Sabes dónde puedo encontrar este cuento en un medio escrito? Necesito citarlo, y debe ser a partir de un libro, antología o algo así. Podrías ayudarme? Gracias!

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